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cuentanquedicen

Cuando era pequeña...

Tenía un diario que era secreto.

       Para que nadie tuviera acceso a mi vida íntima lo cerraba con un candadito de plástico más pequeño que un Pin y Pon y con unas llaves que parecían de papel de fumar que ocultaba en el bote de los lápices, y así me sentia totalmente segura...No entiendo porque los famosos ara guardar sus secretos no se compran un diario, con esas medidas de seguridad que conllevan ningún paparazzi tendría acceso a ellos. Juro que no podrían.

       A día de hoy, aún conservo un diario azul con unos bonitos y perfectos jóvenes besándose en la portada donde narré y pegue mis fotos y mi primera experiencia sin padres en tierras catalanas. Destaca el capítulo dedicado a la coca cola que nos tomamos en la discoteca y pensábamos que era calimocho, y así nos emborrachamos porque para nostoros y nuestros 14 años las borracheras sólo eran algo psicológico.

       Llega una edad en la que los diarios son cosas de "niñas" y los tiras, sobre todo si tu primer amor se ha acabado en esa época, donde rompes sus hojas de colores y entierras parte de su pasado, ya no te gustan los corazones, ni los mickey mouse, ni las portadas de la chica rubia y el chico perfecto besándose...y ahora resulta que me hago un blog, que querais que os diga..pero creo que es lo mismo. Cambiemos el precioso candadito por una dirección de mail y las llaves por un password y voilá! Ya tenemos nuestro diario...pero claro, este no tiene corazones, ni hojas perfumadas (¿para cuándo un ordenador con olores?) ni podemos guardar el ticket de aquel helado al que nos invitaron pero a cambio podemos contar nuestras penas y glorias a un montón de personas, jugar desde el anónimato, leer los diarios de los demás y cómo no, siempre es mucho más rápido cerrar la ventana del ordenador cuando entre alguien en la habitación que cerrar el diario y esconderlo antes del

     -¿qué haces?

    -¿Yooooo???Nada...

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